Tu dolor es una memoria
Un fin de semana mis hermanos fueron a buscar setas al bosque y trajeron una cesta llena de deliciosas setas. Confieso que son mi debilidad, así que robé unas cuantas y dispuse a darme un buen banquete.
Estaban riquísimas, manjar de Dioses! Pero ese placer no duro mucho. Y es que no hay cosa que me dé más asco que encontrarme algún bicho en la comida… pues las setas estaban llenas de gusanos.
Ahora te juro que simplemente ver o pensar en setas me dan arcadas.
¿Y por qué te cuento esto?
Pues le di vueltas al tema y llegué a la conclusión de que esta anécdota ayuda a entender lo que ocurre muchas veces en el dolor persistente.
El dolor puede ser un recuerdo, fruto de experiencias del pasado.
Igual que pueden aparecer arcadas al oler setas, el dolor puede aparecer si el cerebro detecta parecidos a situaciones anteriores de dolor.
Es importante empezar a entender que esto puede estar sucediendo si tienes un dolor que persiste en el tiempo.